Era
domingo y como pocos domingos ella salió a caminar, tenía buenas intenciones
ese día, quería disfrutar la mañana, de la compañía, del sol, el frió y del
aire fresco. Caminaron poco, el objetivo de los dos era poder comer algo y
aprovechar el tiempo, hacía días ellos no visitaban el espacio que por una
hora, tiempos atrás había sido de ellos y la disfrutaron.
Un
parque maravilloso, llenos de juegos, paleta, niños jugando con animales y
puestos de comida. Se sentaron en una banca y decidieron desayunar, mientras
discutían de problemas cotidianos, sobre cómo mejorar la situación del país, sobre
quién sería el próximo presidente, como pagarían la deuda externa de Colombia y
lo más difícil como mejorarían el sistema de salud.
Entre
tanto, el sol rápidamente se levantó y con él la temperatura, después de su larga y profunda e incluso poética conversación, ellos
decidieron caminar, ella peli roja como siempre, llevaba pantalón oscuro,
camiseta blanca tenis y entre su pecho
una mochila cruzada, desde donde salió un sonido muy peculiar, era Puerto
Candelaria con su éxito “La vaca loca” que estaba siendo utilizado como ringtone del celular.
No
alcanzó a responder al teléfono, tenía varias llamadas perdidas de su hermana,
inmediatamente pensó –Debe ser mi mama
que ya llegó-.
Este
capítulo de mi vida, se llama inesperado y sucedió hace 338 días, la mañana de
domingo en la que mi mamá, mi mayor impulso,
viajando a visitar a mis hermanos, murió calcinada al sufrir un
accidente contra un camión de carga pesada.
Ella
nunca llego, aun así yo la espero cada día de mi vida, terminare siempre
esperando esa llamada, que me diga,-hija ya llegué-
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