domingo, 20 de enero de 2013

Los pies colgantes


Desde arriba se divisa el mundo, la vida y la soledad. La desesperación de la gente, la melancolía de aquellos perdidos, se divisa hasta la falta de propósito.  Desde arriba todo cambia de tamaño y ese mundo se convierte en una  caja de fósforos. El viento toca la piel y la acaricia como el amante que sabe que nunca volverá a tener en sus brazos  a su amor. El viento acaricia cada parte del cuerpo, toca la conciencia, toca los suspiros. Acaricia esa mirada perdida.

 El viento sabe lo que viene, el viento tiene miedo de perder a su amor. Tiene miedo de quedar de nuevo solo. La calle sigue siendo pequeña va y vuelve, a veces el vértigo aparece, pero el viento acaricia de nuevo y brinda calma.

Acá arriba todo se mueve, acá todo cambia. Desde abajo las cosas no se ven así. El suelo tiene otras intenciones, ahora el viento me convence. Ahora tengo un amor,  soy importante para el viento. Soy importante. Los motivos por los que antes pensaba en hacerlo, se fueron. Ya no hay soledad, no hay tristeza ni melancolía  Desde acá arriba todo es distinto. Todo cambia y hasta yo mismo cambio. Soy mas sensible incluso mas sencillo, tal vez podría decir que valoro las pequeñas cosas de la vida. Incluso ahora, he cambiado de decisión, ya no he de arrojarme desde este 7 piso, ya no he de acabar con mi vida.


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