La certeza no es la verdad misma sino el
modo en que la verdad se acredita como tal, para Descartes es una calidad
lógica que hay que determinar [1].
Cuando le pedí a Piedad Bonnet que firmara el
libro que apenas sabía que existía, me miró a los ojos y preguntó por mi
nombre. En la portada de su autobiografía, escribió “Para Lilo La mujer incierta
de corazón”. Jamás me había sentido tan
identificada por una palabra como la de incertidumbre. Por supuesto que esa
dedicatoria me llevaría a pensar en lo que esta escritora nos quería contar en
los once capítulos distribuidos en 250 páginas.
Mirar hacia adentro es un ejercicio que a menudo hacemos los escritores, necesitamos en cierto modo buscar y hurgar en aquellos espacios de la memoria lo que fue importante o no, lo que marcó cada una de las decisiones que tomamos, incluso si están o no relacionadas con la escritura. Para Bonnet la memoria llega con hechos, sucesos, no con sentimientos y “Escribir es siembre escribir para la muerte”.
En esta autobiografía Bonnett nos muestra a la mujer incierta. Una niña a la que le avergüenza su cuerpo, una adolescente con dependencia del deseo del amor, una hija a la que toca esforzarse para hacer las cosas como los demás esperan. Una estudiante universitaria que trasgrede las imposiciones, una mujer con una maternidad y un matrimonio inesperados, una profesora empeñada en la preparación exhaustiva de sus clases, una escritora reconciliada con la poesía que se pregunta “¿Qué es triunfar en la escritura?” una madre que pierde a un hijo. Una mujer incierta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario