lunes, 4 de septiembre de 2023

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Țîbuleac.

La crudeza de los hechos que nos hacen temblar por tristeza y emoción. 

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes tiene una narración contundente que muestra con crudeza lo que puede llegar a hacer el odio en nuestros corazones, el dolor marcado por la pérdida, la melancolía por lo que pudo ser, el efecto del amor en medio del caos, el arte como herramienta terapéutica. Tatiana Țîbuleac es una periodista y escritora Moldava-Rumana y publicó esta, su primera novela, en 2017 y se convirtió según varios medios en un descubrimiento de la literatura europea. El tema es la relación entre una madre y un hijo a quien ha dañado no intencionalmente por su desgraciada vida.

Por alguna razón, antes de empezar a leer esta novela en alguna parte leí o me dijeron que la trama se desarrolla mientras una mujer y su hijo van en busca del padre de este durante un verano, entonces cuando leí las primeras páginas estuve a la expectativa de esa búsqueda y mientras tanto, un brutal rechazo y odio se mostraba por parte del chico a su madre. Y no, esa búsqueda nunca ocurrió, pero lo que pasa es mucho mejor peor. Esta novela muestra de una forma muy precisa la transformación del personaje a través de los hechos. De cómo la enfermedad o la muerte tienen un efecto sobre la forma en cómo vemos el mundo y el valor que le damos.

Está narrada en primera persona por Aleksy el hijo y protagonista de la novela. Un chico que vive con su madre un verano intenso en una pequeña casa en Francia y a la que inicialmente no quiere ir y que terminará deseando estar sin poder regresar el tiempo.

No tiene demasiados diálogos, pero hay una frase de la madre de Aleksy que sin duda me dejó con lágrimas en los ojos “Te he querido Aleksy, te he querido como he podido” Más allá del amor que muestra, es esa realidad de la maternidad que no se dice, la que nos mueve y que en la sociedad se ha definido como natural e indispensable, pero lo cierto es que, los que tenemos hijos, somos los padres y madres que podemos y no los que queremos. Esta novela muestra esa realidad.

No quisiera contarles a ustedes nada más de lo que pasa allí, porque es crudo, fuerte, doloroso y al mismo tiempo maravilloso; sin duda una novela que debe ser leída.



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