Leí a Rosa Montero después de haberla escuchado en una entrevista. Me pareció muy locuaz su manera de ver la vida. Cuando estaba buscando el libro que compraría me decidí por “El peligro de estar cuerda”. “La buena suerte” y “La ridícula idea de no volver a verte” hacen parte desde ya de la pila de libros pendientes por leer, lo que me encanta. Algunas de las motivaciones del día a día son esas lecturas que me esperan, los cuentos que se tejen en la imaginación y los pasos por dar. Me decanté por “El peligro de estar cuerda” porque quería escuchar su voz sincera en torno a la locura. Vaya sorpresa con la que me encontré y no era para más, Rosa Montero lleva muchos años escribiendo y lo que sale de su cabeza y traducen sus dedos es el producto de un trabajo muy concienzudo. Mientras la leía, pasaba por un momento en el que hice cosas que no imaginé nunca y me preguntaba si la reacción que tuve por rabia, dolor y decepción, eran por fin, los síntomas de la locura que he sentido desde siempre y que desde la razón he tratado de moldear.
En las 358 páginas que tiene la versión que compré, está capitulo a capitulo las razones que Montero encontró, en el mundo de los artistas y la creatividad, que explican lo que hace una cabeza con alteraciones en el cableado como lo llama ella basado en biólogos y científicos en la vida de estas personas. En primera instancia, reconoce los problemas no diagnosticados, pero si psicoanalizados que la han acompañado toda la vida y que le han servido para nutrir su vida de imaginación y de historias por escribir. También hace una amplia revisión de los escritores que vivieron y murieron por o con depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno afectivo bipolar, consumo de sustancias psicoactivas y otros trastornos muy comunes ahora. Resulta fascinante por el hecho de las maravillas obras que dejaron estos escritores a pesar o por estas condiciones y a la vez resulta también desesperanzador ¿será una condición obligatoria padecer alguna de estas “anomalías” para escribir algo bueno o medianamente leíble? No tengo respuesta para ello.
Lo cierto es que hay un montón de evidencia, basada en la vida de los otros, por las cuales la creatividad en un escritor, en este caso, se fundamenta en ser diferentes. Eso sí que resulta esperanzador, estar dentro del montón no ha sido nunca mi intención. Durante todo el tiempo Montero habla sobre su proceso de escribir y eso, como siempre, es un tesoro para los que consideramos que un día sin una palabra escrita, es un día perdido. Le da la razón a Jame Frame cuando ella dijo que su vida había sido muy afortunada por tener a la escritura a pesar de que pasó por épocas terribles. Fue mal diagnosticada con esquizofrenia y sobrevivió a los electrochoques sin anestesia como lo hacían antes. Ahora son llamados Terapia electroconvulsiva, pero se hacen con sedación y anestesia. Tenía toda la razón dice Rosa, con la escritura se tiene todo, es el premio por llevar este desarreglo en la cabeza.
A pesar de que yo no he estado del todo bien, este libro me ha devuelto la energía para escribir una entrada en este blog. Ustedes, mis lectores, sabrán que solo dejo acá banderitas. Dejo marcas de las cosas que están pasando por mi vida. A lo largo de todos estos años en los que me han leído se han enterado por pedazos de lo que pasa por esta cabeza testaruda, ahora en esta nueva época y como está de moda, hay una versión de mi en deconstrucción. He encontrado características que, a pesar de no definirme y que no me dejan bien parada ante la sociedad que siempre busca moldes y meter a todos en un saco como producción en masa, no me avergüenzo de ellas y sí, es necesario escudriñar lo que hay dentro, lo que me mueve. ¿A caso no es eso lo que busco siempre con la escritura? Parece que no ha sido suficiente y supongo que no lo será nunca.
Tengo muchas cosas por decir y las diré con el paso del tiempo. Al fin y al cabo esto no es una carrera o ¿sí?
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