martes, 29 de enero de 2013

Inesperado


Era domingo y como pocos domingos ella salió a caminar, tenía buenas intenciones ese día, quería disfrutar la mañana, de la compañía, del sol, el frió y del aire fresco. Caminaron poco, el objetivo de los dos era poder comer algo y aprovechar el tiempo, hacía días ellos no visitaban el espacio que por una hora, tiempos atrás había sido de ellos y la disfrutaron.
Un parque maravilloso, llenos de juegos, paleta, niños jugando con animales y puestos de comida. Se sentaron en una banca y decidieron desayunar, mientras discutían de problemas cotidianos, sobre cómo mejorar la situación del país, sobre quién sería el próximo presidente, como pagarían la deuda externa de Colombia y lo más difícil como mejorarían el sistema de salud.

Entre tanto, el sol rápidamente se levantó y con él la temperatura, después de  su larga y profunda  e incluso poética conversación, ellos decidieron caminar, ella peli roja como siempre, llevaba pantalón oscuro, camiseta blanca  tenis y entre su pecho una mochila cruzada, desde donde salió un sonido muy peculiar, era Puerto Candelaria con su éxito “La vaca loca” que estaba siendo utilizado como ringtone del celular.
No alcanzó a responder al teléfono, tenía varias llamadas perdidas de su hermana, inmediatamente  pensó –Debe ser mi mama que ya llegó-.

Este capítulo de mi vida, se llama inesperado y sucedió hace 338 días, la mañana de domingo en la que mi mamá, mi mayor impulso,  viajando a visitar a mis hermanos, murió calcinada al sufrir un accidente contra un camión de carga pesada.

Ella nunca llego, aun así yo la espero cada día de mi vida, terminare siempre esperando esa llamada, que me diga,-hija ya llegué- 

domingo, 20 de enero de 2013

Los pies colgantes


Desde arriba se divisa el mundo, la vida y la soledad. La desesperación de la gente, la melancolía de aquellos perdidos, se divisa hasta la falta de propósito.  Desde arriba todo cambia de tamaño y ese mundo se convierte en una  caja de fósforos. El viento toca la piel y la acaricia como el amante que sabe que nunca volverá a tener en sus brazos  a su amor. El viento acaricia cada parte del cuerpo, toca la conciencia, toca los suspiros. Acaricia esa mirada perdida.

 El viento sabe lo que viene, el viento tiene miedo de perder a su amor. Tiene miedo de quedar de nuevo solo. La calle sigue siendo pequeña va y vuelve, a veces el vértigo aparece, pero el viento acaricia de nuevo y brinda calma.

Acá arriba todo se mueve, acá todo cambia. Desde abajo las cosas no se ven así. El suelo tiene otras intenciones, ahora el viento me convence. Ahora tengo un amor,  soy importante para el viento. Soy importante. Los motivos por los que antes pensaba en hacerlo, se fueron. Ya no hay soledad, no hay tristeza ni melancolía  Desde acá arriba todo es distinto. Todo cambia y hasta yo mismo cambio. Soy mas sensible incluso mas sencillo, tal vez podría decir que valoro las pequeñas cosas de la vida. Incluso ahora, he cambiado de decisión, ya no he de arrojarme desde este 7 piso, ya no he de acabar con mi vida.


Entradas populares