lunes, 24 de marzo de 2014

De los momentos felices.

Hace menos de un año, una gran amiga regresó de su viaje en España y como regalo me entrego un hermoso llavero que trajo de Granada, y una pequeña libreta que tiene por título “Diario de los momentos felices”, es una libreta pequeña,  tiene en la portada figuras pequeñas de sombrillas, dulces, fresas, animales, letras, sombreros, corazones,  lápices de colores, una cigüeña,  relojes, canastas, mariposas, plumas entre muchas otras cosas. Las hojas no están en blanco, en cada página hay un mensaje memorable de diversos autores, en la primera hoja encontré  la siguiente frase de Buda,  “Hay cuatro pensamientos inconmensurables: el amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad del espíritu”. El hecho de que esta libreta tenga un propio título, me hizo pensar en que sólo podría consignar allí momentos felices restringiéndome entonces toda idea de escribir sobre cualquier cosa que me pasa en la vida.  Les cuento que hasta el momento esta libreta está en limpio sin que eso signifique que desde que mi gran amiga me hizo este regalo no haya tenido momentos felices. No, para nada. 
Ahora, cuando el mundo va demasiado rápido, cuando las personas vivimos a través de las redes sociales,  cuando el futuro del país es incierto, en el ámbito político  destituyen a un alcalde porque lucha por sus ideas y defiende sus principios,  el presidente del país reparte “mermelada para todos” siempre y cuando apoyen su nueva candidatura a la presidencia,  ex presidentes llegan al senado a terminar de tirarse el sistema de salud, el campo Colombiano, la educación pública y todo lo relacionado con la clase baja y media, favoreciendo principalmente a aquellos que tienen mayor poder.  Los jóvenes piensan en “dar serrucho”, en rezar porque un jugador de fútbol pueda ir al mundial.  Esto no es malo. La adicción a estas cosas  y vivir sólo para eso es perjudicial, no para la salud, para el futuro de la sociedad. Ni que decir algo sobre los medios de comunicación caracterizados por la “imparcialidad”, llenos de intereses particulares.  Como muchos dicen este país ya no se llama Colombia, se llama Locombia. 

Y que tiene que ver todo esto, con los  momentos felices? Ustedes se preguntaran porque complicarse la vida con tantos problemas, si lo que debemos hacer es simplemente vivir la propia vida y dejar que el resto del mundo  lo haga como quiera. Ojala pudiera ser así,  lamentablemente no hay que olvidar que uno hace parte de una sociedad y trabajar para que esta sea mejor es una responsabilidad civil de cada ciudadano.  Mis momentos felices están relacionados con mi familia, con mi trabajo y con mi formación profesional.  Pero también soy feliz cuando sé  que  hay más niños sin hambre, más niños que van a la escuela a aprender a leer y escribir, mis momentos  de felicidad están relacionados cuando sé que hay menos personas sufriendo por que su aseguradora en salud les autoriza y les garantiza acceso a un servicio de salud de calidad. Muchas otras cosas me harían feliz, como por ejemplo que los que toman las decisiones económicas en el país no se dejaran seducir  por la efímera retribución que hacen las petroleras o grades empresas mineras que se roban  toda la riqueza natural del país.  Tendría más momentos de felicidad si supiera que aquellas personas que trabajan en el campo tienen mejor calidad de vida.


Por todas estas razones y muchísimas más, entenderán porque en el momento, mi libreta de momentos felices aún está vacía.  Con estas palabras sólo quiero invitarlos a hacer parte del cambio, no necesitan formar una fundación ni hacer cosas grandes, sólo el cambio de actitud puede ayudar a que todos seamos más felices. 

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