Hace menos de un año, una gran
amiga regresó de su viaje en España y como regalo me entrego un hermoso llavero
que trajo de Granada, y una pequeña libreta que tiene por título “Diario de los
momentos felices”, es una libreta pequeña,
tiene en la portada figuras pequeñas de sombrillas, dulces, fresas,
animales, letras, sombreros, corazones,
lápices de colores, una cigüeña,
relojes, canastas, mariposas, plumas entre muchas otras cosas. Las hojas
no están en blanco, en cada página hay un mensaje memorable de diversos autores,
en la primera hoja encontré la siguiente
frase de Buda, “Hay cuatro pensamientos
inconmensurables: el amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad del espíritu”.
El hecho de que esta libreta tenga un propio título, me hizo pensar en que sólo
podría consignar allí momentos felices restringiéndome entonces toda idea de
escribir sobre cualquier cosa que me pasa en la vida. Les cuento que hasta el momento esta libreta está
en limpio sin que eso signifique que desde que mi gran amiga me hizo este
regalo no haya tenido momentos felices. No, para nada.
Ahora, cuando el mundo va
demasiado rápido, cuando las personas vivimos a través de las redes sociales, cuando el futuro del país es incierto, en el ámbito
político destituyen a un alcalde porque
lucha por sus ideas y defiende sus principios, el presidente del país reparte “mermelada para
todos” siempre y cuando apoyen su nueva candidatura a la presidencia, ex presidentes llegan al senado a terminar de
tirarse el sistema de salud, el campo Colombiano, la educación pública y todo
lo relacionado con la clase baja y media, favoreciendo principalmente a
aquellos que tienen mayor poder. Los jóvenes
piensan en “dar serrucho”, en rezar porque un jugador de fútbol pueda ir al
mundial. Esto no es malo. La adicción a
estas cosas y vivir sólo para eso es
perjudicial, no para la salud, para el futuro de la sociedad. Ni que decir algo
sobre los medios de comunicación caracterizados por la “imparcialidad”, llenos
de intereses particulares. Como muchos
dicen este país ya no se llama Colombia, se llama Locombia.
Y que tiene que ver todo esto,
con los momentos felices? Ustedes se
preguntaran porque complicarse la vida con tantos problemas, si lo que debemos
hacer es simplemente vivir la propia vida y dejar que el resto del mundo lo haga como quiera. Ojala pudiera ser
así, lamentablemente no hay que olvidar
que uno hace parte de una sociedad y trabajar para que esta sea mejor es una
responsabilidad civil de cada ciudadano. Mis momentos felices están relacionados con mi
familia, con mi trabajo y con mi formación profesional. Pero también soy feliz cuando sé que hay
más niños sin hambre, más niños que van a la escuela a aprender a leer y
escribir, mis momentos de felicidad están
relacionados cuando sé que hay menos personas sufriendo por que su aseguradora en
salud les autoriza y les garantiza acceso a un servicio de salud de calidad. Muchas
otras cosas me harían feliz, como por ejemplo que los que toman las decisiones
económicas en el país no se dejaran seducir por la efímera retribución que hacen las
petroleras o grades empresas mineras que se roban toda la riqueza natural del país. Tendría más momentos de felicidad si supiera
que aquellas personas que trabajan en el campo tienen mejor calidad de vida.
Por todas estas razones y muchísimas
más, entenderán porque en el momento, mi libreta de momentos felices aún está
vacía. Con estas palabras sólo quiero
invitarlos a hacer parte del cambio, no necesitan formar una fundación ni hacer
cosas grandes, sólo el cambio de actitud puede ayudar a que todos seamos más
felices.