miércoles, 18 de diciembre de 2024

Lo que te arrebatan

 

No solo te quitan lo material. Eso, puede ser mucho o poco. Lo que se llevan de ti, en unos segundos y si es demasiado traumático, en unos minutos, es la libertad. La sensación de seguridad de salir en tu ciudad. La tranquilidad y el deseo de vivir afuera. Se llevan contigo el plan que tenías para ese momento, los kilómetros que ibas a correr, el trayecto que ibas a recorrer. Se llevan la paz. En cambio, te dejan imágenes de ese instante surreal. Imágenes que van llegando de manera inesperada, como un recordatorio de que aquello sí existió. Te dejan la duda de las otras formas de reaccionar en ese momento y de un sinfín de posibilidades si las cosas hubiesen pasado de otro modo.

Por tu cuerpo recorre sangre llena de rabia. El enojo se apodera de ti y lloras. La impotencia también te acompaña. Piensas en lo frágil que fuiste, en lo pequeña que eras en ese momento. Recuerdas el revólver con el que te apuntaron. Piensas en que no te pasó nada. Intentas, en tu recuerdo, levantar la vista y poder verle la cara al hombre. No lo puedes hacer. No puedes modificar lo que pasó. Piensas en que tal vez él estaba también nervioso. Tendría demasiados problemas en casa para tener que levantarse a las 5 de la mañana y robar.

Piensas en que no logrará mucho con el botín. En cambio, tu tendrás que reponer lo que tenías y te costará mucho más de lo que pensabas. Pero son cosas materiales, dicen los demás cuando les cuentas, eso se recupera. Piensas que tardaste mucho en pagar lo que ya no tienes. Tendrás que empezar de nuevo. Sonríes. Vas a tener cosas nuevas. O no. Tal vez no tengas eso que antes era tuyo. El poder que tenías sobre ti ya no lo tienes. Tendrás que trabajar para recuperar la confianza.

Piensas en las mujeres victimas de violencia sexual. A ti, no te tocaron, no te besaron, no se metieron con tu cuerpo. Te dejaron ir. Tuviste suerte. ¿Cómo se sentirán aquellas que no tuvieron la misma que tú? Aquellos a los que si dispararon. Los que quedaron tirados en medio de la calle, mientras ellos o él se llevaron lo que tenían. El dolor, rabia, impotencia, miedo y la pérdida son inmensurables.  

Piensas en tus hijos que estaban dormidos mientras pasabas por eso. Tal vez no hubieras regresado a casa.

Das gracias, estás viva. Empezarás de nuevo. Sigues adelante.

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