El corazón, la
sangre, la circulación. El piano, el chelo, Mozart. El cuerpo sin vida, el
velorio, el moho. La casa de antes, las conversaciones perdidas, el pésame. El
bigote ralo, la moda, los dientes postizos. El tequila, el cigarrillo y las
largas lecturas. Los mariachis, los castrati, Bach. La vida es una herida
absurda y roja.