jueves, 1 de marzo de 2018

Febrero


Fué un febrero caluroso. 
Intenso. 
El viento ya no sopla. 
Tus besos ya no saben. 
Sólo en el infinito del mar 
tus recuerdos quedarán.

Ya no es febrero
Ya no estás.

Ya no es febrero 
cómo explicarle a tus bellos ojos 
que la ausencia se nota con el tiempo,
que la vida cada vez es más corta
y que el amor es más frágil.

Cómo decirle al tiempo 
que ya no es febrero
y al alma
que ya no estás. 

lunes, 26 de febrero de 2018

La muerte de mi madre

Hay situaciones que parten la vida de una persona, el antes y el después. La mía fue la muerte de mi madre.

Era domingo, yo,  a 875 km de distancia de ella, no me imaginé lo que ese día podía pasar.  Salí a caminar temprano, fuí a la montaña con unos amigos. Eran cerca de las 9 de la mañana cuando el celular sonó, -Debe ser mi mamá- pensé.
Contesté el celular y era mi hermana menor, en ese tiempo ella tenía 17, me dijo,
-Manita, mi mamá no ha llegado y salió desde las 7- Estaba llorando. En su voz, se sentía, el miedo, el desconsuelo.
-Hubo un accidente y no sabemos si ella venía en ese carro- El mundo se me cayó.
Yo traté de ser lo más racional posible, de buscar esperanzas, tenía la ilusión de que ella estuviera viva.  Le marqué al celular. y se fue a buzón. Volví a marcar, con la esperanza de que una mala señal hubiese enviado la llamada al buzón. Otra vez se fue al buzón. Yo buscaba razones para no pensar que estaba muerta. Me engañaba a mi misma, diciéndome que tal vez se le había apagado el celular y que por eso no contestaba.
Yo regresé a la ciudad inmediatamente, llamé a todo el mundo. LLamé a mi prima quien la había ido a acompañar ese día a tomar el taxi. Llamé a la empresa de Taxis, allí me contestó un señor quien me aseguró que mi mamá no iba en ese carro.
Eran las 11 de la mañana y mi mamá nunca llegó. Las esperanzas se disiparon. Y en la negación pensé que era una de las personas heridas.

...El día 26 de febrero de 2012, cerca de las 9 de la mañana, en la vía Codazzi -Valledupar, un taxi donde se transportaban 6 personas, 4 mujeres, 1 hombre y un niño sufrió un accidente. El automóvil fue chocado por el trailer de una tracto mula, la cual en una curva perdió el control. El tráiler cayó a la carretera y por la velocidad que llevaba chocó contra un taxi quien  venía en sentido contrario. El taxi fue sacado de la carretera y fue a dar a  unos 10 metros por fuera. De inmediato se incendió. Un grupo de soldados del ejército, que se encontraban cerca del lugar, se acercaron y lograron rescatar al conductor del taxi, al niño y a dos mujeres, las cuales en ese momento ya tenían quemaduras graves. Las otras dos mujeres no pudieron ser rescatas, una de ellas aun seguía con vida, la otra mujer estaba inconsciente, el taxi ardió en llamas y solo quedaron cenizas...

Esa última mujer, era mi madre. El soldado que intentó rescatarla, por coincidencia era conocido de la familia. El nos dijó que ella no sufrió, que la reconoció inmediatamente, pero que no pudo sacarla porque estaba atorada, pero que el creía ya estaba muerta.
Rastros de ella quedaron en el lugar. Su camisa de flores. Su bastón.
De su cuerpo, no quedó mucho.
De su amor, todo.

Lo que vino después fue sólo dolor.
Dolor de su ausencia física, de no oír su voz, ni su risa. De no volver a ver su cara de amor, de no sentir mas sus abrazos y sus besos. El dolor de no recibir su llamada todos los domingos en la mañana. El dolor de no haber podido hacer tantas cosas con ella, por que se fue muy pronto. Dolor de ver a mi padre, solo, desconsolado, llorando por su esposa de más de 25 años. Dolor por ver a mi hermanita a quien todo su mundo se le vino a bajo.
El dolor de perder a una madre.

Seis años es mucho tiempo y al mismo tiempo no es nada.
No somos nada.

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